Acueductos
Es un sistema de riego que permite transportar agua con un flujo continuo desde un lugar en el que sea accesible en la naturaleza hasta un punto de consumo distante.
En el pasado, las ciudades se levantaban donde hubiera agua, y Roma no fue la excepción. En un principio, el río Tíber, así como los manantiales y pozos cercanos, suministraban suficiente agua a la ciudad. Pero a partir del siglo IV antes de nuestra era, Roma creció con rapidez y aumentó su necesidad de agua.
Es un sistema de riego que permite transportar agua con un flujo continuo desde un lugar en el que sea accesible en la naturaleza hasta un punto de consumo distante.
En el pasado, las ciudades se levantaban donde hubiera agua, y Roma no fue la excepción. En un principio, el río Tíber, así como los manantiales y pozos cercanos, suministraban suficiente agua a la ciudad. Pero a partir del siglo IV antes de nuestra era, Roma creció con rapidez y aumentó su necesidad de agua.
Puesto que había pocas casas con agua corriente, los romanos edificaron cientos de baños termales, tanto públicos como privados. El primer baño de la ciudad se alimentaba del Aqua Virgo, un acueducto inaugurado en el año 19 antes de nuestra era. Su constructor fue un buen amigo de César Augusto, Marco Agripa, quien dedicó gran parte de su fortuna a mejorar y ampliar el sistema de suministro de agua de Roma.
Los baños llegaron a ser lugares de encuentro; los más grandes tenían jardines y bibliotecas. Como el flujo de agua que llegaba de los acueductos no se podía detener, se le dejaba correr hacia el alcantarillado. Eso lo mantenía limpio de residuos, incluidos los que procedían de las letrinas de los baños.
Los acueductos eran principalmente subterráneos. Solo un 20% del recorrido era sobre arcos. Así se ahorraba dinero, se protegía al acueducto de la erosión y se reducía al mínimo el impacto sobre los campos y las zonas pobladas. Por ejemplo, el Aqua Marcia, que se terminó en el año 140 antes de nuestra era, medía unos 92 kilómetros (57 millas) de largo, pero solo tenía 11 kilómetros (7 millas) de arcos.
Antes de construir un acueducto, los ingenieros evaluaban la fuente de donde planeaban tomar el agua: la cantidad de agua que se producía, su claridad y su sabor. También evaluaban la salud de las personas que bebían de ella. Una vez aprobada la fuente, se decidía la ruta, la inclinación, la anchura y la longitud del canal. Para la construcción se usaban esclavos. Las obras podían durar años y ser muy costosas, sobre todo si había que construir arcos.
Además, había que proteger los acueductos y darles mantenimiento, para lo cual, la ciudad de Roma llegó a emplear hasta setecientas personas. Cuando se diseñaba un acueducto se pensaba en el mantenimiento que necesitaría en el futuro. Por ejemplo, para acceder a los tramos subterráneos, se perforaban pozos de inspección. En caso de grandes reparaciones, los ingenieros podían desviar temporalmente el agua del tramo afectado.
Empezaba en la toma, castellum aquae, y pasaba por unos pozos de inspección. También hacían arcos de manera excepcional para acortar las distancias y no hacer un acueducto enorme.
Actualmente, hay acueductos en la Península Ibérica que todavía se conservan, como:
· El acueducto de les Ferreres en Tarragona:
· El acueducto de Segovia:
· El acueducto de Aguas Libres en Lisboa:
· El acueducto de Los Milagros de Mérida:
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